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Campaña Electoral 2005: 06/11/05

06 noviembre, 2005

Hermes Binner: "Mejorar a Kirchner sería algo titánico"(La Nación)

El socialista Hermes Binner, que en las últimas elecciones arrebató Santa Fe al peronismo, afirma que Kirchner ha representado "un avance extraordinario" para el país, pero lamenta que al mismo tiempo le falte "espíritu crítico" y voluntad de diálogo
Hermes Binner es y se muestra como un médico de provincia. Incluso, hasta parece disfrutar acentuando el trato campechano, remarcando la tonada suave de los rosarinos y absorbiendo a mansalva casi todas las "eses" de sus frases breves.
Extrema la cautela por no mostrarse eufórico ante los resultados de las últimas elecciones santafesinas, en las que derrotó cómodamente al peronismo gobernante desde 1983. Ganó por casi diez puntos con una coalición a la que bautizó Frente Progresista Cívico y Social, integrada por un sector de la UCR, el partido de Martín Sabatella, el PI y movimientos sociales. Una alquimia por centroizquierda que le terminó arrebatando al kirchnerismo uno de los distritos más importantes.
Claro que la relación entre Binner y el Gobierno nacional no siempre fue así de tensa; todo lo contrario. En los albores del gobierno K, este ex intendente socialista, de 62 años, entraba y salía de la Casa Rosada con más naturalidad que muchos peronistas. Por entonces el Presidente buscaba una construcción -que algunos anticipan que ahora reflotará- con el progresismo no peronista. Eran los amagos de la primera transversalidad
Pero con el tiempo, las cosas resultaron al revés: la urgencia por ganar aquel distrito clave hizo que Kirchner se fuera recostando, cada vez más, en el aparato tradicional del PJ, y hasta la primera dama llegó a denunciar en Rosario, en el fragor de la campaña, un "pacto de la oposición" destinado a poner palos en la rueda al proyecto político de su marido.
La primera impresión que ofrece Binner es la de un hombre moderado al extremo, incluso tímido. Pero al cabo de una hora de entrevista se va destapando un Binner más verdadero, más pícaro, con definiciones más jugadas y jugosas, que se contrapone sorpresivamente con su primera cara, la del adversario políticamente correcto.

-¿Se agrandó por haberle ganado a Kirchner en uno de los distritos más importantes del país?
-(Se ríe) No... Los santafesinos entendieron nuestro mensaje. Kirchner vino dos veces a Santa Fe. Viajó con todos sus ministros, salvo (Roberto) Lavagna. Pero cuando la gente tiene decidido su voto, es muy difícil cambiarlo.

Ahora, lo que no queda claro es cómo se va a posicionar en el futuro. ¿Será un competidor o un aliado del Presidente?
-Mire, nosotros fuimos por separado en las elecciones. Sin embargo, creo que se puede tener una visión crítica y apoyar lo que signifique mejorar la situación del país. Además, antes que incrementar el número de coreutas, creo que el Presidente necesita tener espíritu crítico, capaz de señalar alternativas.

-¿Y hay muchos coreutas en el entorno presidencial?
-Bueno, indudablemente, hay muchos que, hasta hace poco, eran menemistas de la primera hora y ahora que se bañaron en las aguas del Jordán creen que ya están en la construcción kirchnerista. Pero eso a nosotros no nos preocupa. Lo que nos preocupa es cómo hacemos para que la producción mejore; cómo se hace para que la educación comience a funcionar bajo la idea sarmientina de integrar a los distintos sectores sociales, o cómo reemplazar los programas Jefas y Jefes de Hogar por trabajo solidario. Queremos debatir sobre problemas concretos.

--Algunos especulan con que, después del domingo 23, usted se perfila como candidato a gobernador de Santa Fe, y otros con que hasta puede ser un presidenciable.
-Mire, si ahora, con los votos que nos dio la gente, queremos ser rey de las dos Sicilias, vamos mal. Tenemos que terminar con esa especulación. De cada diez personas que caminan por la calle, cuatro están excluidas; entonces, ¿adónde vamos con esta carrera? Si queremos recuperar la credibilidad, tenemos que empezar a desarrollar la tarea con la que se nos honró. Además, lo que pasó el 23 de octubre fue una bisagra. La gente fue a votar.

-Su aliado, Sabatella, criticó a Kirchner porque, según él, no se puede construir una nueva política con viejos intendentes, como Mario Ishi o Raúl Otacehé. ¿Coincide?
-Con sinceridad, creo que hemos avanzado significativamente. Hay que recordar de dónde partimos y que en 2001 estábamos en el pozo de la historia. Kirchner es un avance extraordinario; no se puede dejar de valorar la renovación de la Corte Suprema o la política de derechos humanos, pero es indudable que, en materia de inclusión social, tenemos numerosas materias pendientes.

-Sin embargo, ya que se interesa por las estadísticas, le cuento que 4 de cada 10 argentinos no eligieron a nadie en las urnas. Es más, hubo localidades santafesinas en las que a usted le ganó el voto en blanco.
-Pero hace dos años fue peor; no nos olvidemos que esta fue una elección legislativa, que demanda menos atención de la gente. Tenemos que ser muy cuidadosos; lo que ha pasado en Haedo o en Avellaneda esta semana son síntomas de una sociedad que no se ha recuperado. Tenemos una democracia débil todavía, donde hay una gran desigualdad social, que es la madre de todas las tensiones. No quisiéramos que se desate una ola de violencia social.

-¿Lo convocó Kirchner a la Rosada después de las elecciones?
-No; sólo he recibido un llamado de felicitación del secretario Oscar Parrilli y del vicepresidente, Scioli

-Ahora, si el Presidente lo convoca a un frente kirchnerista transversal, ¿usted le dice sí o no?
-Le reitero, nosotros estamos en el Partido Socialista; lo que nos gustaría muchísimo es tener un diálogo, como partido, con el Presidente

-¿Y Kirchner es proclive a abrir ese diálogo?
-No; Kirchner no es proclive a ese tipo de diálogo, aunque, de todos modos, hay una situación de crisis de los partidos. Hay partidos nuevos que están naciendo y otros viejos que crujen y dan lugar a hechos muy interesantes. En la crisis está la oportunidad.

-¿Le gustaría algo así como una concertación?
-Hace falta un Consejo Económico y Social, convocado por el Presidente, preferentemente con rango ejecutivo.

-Pero, ¿no es muy personalista Kirchner para motorizar esa convocatoria?
-Bueno, esa es otra cuestión; no le puedo resolver todo. Mejorar a Kirchner ya sería una tarea titánica. Pero nosotros siempre creemos en el mejoramiento del ser humano. Si él se lo propone, irá mejorando.

-Su coalición obtuvo cinco diputados por Santa Fe. ¿Los sumaría a un bloque K en el Congreso?
-No, porque nosotros no estamos en el Frente para la Victoria; estaremos en el bloque socialista.

-¿Y un interbloque?
-Ah, eso puede ser. Nos interesa el Congreso como espacio para generar acuerdos, pero también para marcar alternativas.

-Al Presidente le gustaría un modelo en el que coexistan la centroderecha y centroizquierda, atendiendo a esta crisis de los partidos tradicionales que usted mencionaba. ¿Cómo lo ve?
-A mí no me entusiasma esa definición. Nosotros participamos en la Alianza -aunque nunca tuvimos un cargo político allí-, en la que De la Rúa era supuestamente de centroizquierda.

-Pero a Carlos Reutemann sí lo conoce y hoy también es aliado de Kirchner. -Bueno, pero es impensado que Reutemann sea de centroizquierda. Entonces, tenemos que salir de los adjetivos e ir a lo sustantivo. Que los chicos coman no es de centroderecha ni de centroizquierda: es humano.

-Usted me marcó coincidencias. Pero, ¿cuáles son sus disidencias concretas con la actual gestión?
-Bueno, nos parece desacertada la política de integración social. Hoy, por goteo, pasamos del 50 al 40 por ciento de excluidos, pero para perforar ese techo son necesarias políticas activas de generación de empleo, que hoy no vemos en el programa del Gobierno. Ha sido acertada, por otro lado, la propuesta basada en el comercio exterior, y no en la dolarización de la economía.

-O sea que tiene cuestionamientos a algunos aspectos del modelo económico.
-No, yo creo que hoy la principal crisis es política.

-A ver, explíquenos mejor.
-No tenemos un modelo político que acompañe al desarrollo económico global. Básicamente porque no respetamos la Constitución, cuando lo que necesitamos es que los tres poderes funcionen con independencia. El exceso de los decretos de necesidad y urgencia hace que se restrinja al Congreso, y eso no es nada bueno.

-¿Y la Justicia?
-Kirchner acierta en el desarme de la mayoría automática en la Corte, pero tiene que haber una forma propia de renovación de la Justicia, que todavía no está en marcha.

-Escuchándolo, no se entiende por qué no comparte un mismo espacio con Elisa Carrió, por ejemplo. ¿Están peleados?
-Peleados, no, pero tenemos formas de construcción distintas. Evidentemente, la categoría de "me opongo a todo" es difícil de asimilar en un país con el 40 por ciento de excluidos.

-¿Y esas diferencias impiden que se unan en el futuro? -
En el futuro no sé, pero hoy sí porque ella expresa públicamente que prefiere un liberal honesto a un socialista deshonesto.

-¿A qué se refiere?
-No me lo pregunte a mí. Si hay algo que ha coronado la gestión del socialismo, que gobernó Rosario durante 16 años, es la transparencia. Pero, ¿sabe qué pasa? En Argentina no es fácil construir coaliciones mientras cada uno se sienta dueño de la verdad. Cuando el progresismo argentino va a la asunción de Ricardo Lagos, dice: "Hay que hacer esto en Argentina". Cuando van a la de Tabaré, lo mismo. Pero el entusiasmo les dura hasta que pisan de nuevo la frontera. Y ¿sabe por qué? Porque todos quieren ser Gardel.

-Hace un tiempo, ensayó un armado transversal con jefes comunales en el que estaba Aníbal Ibarra. ¿Qué piensa de él hoy?
-Humanamente, una excelente persona.

-Políticamente, Binner.
-Ah, bueno, políticamente, está en una situación compleja a raíz de esta desgracia que ha sido Cromagnon.

-¿Sumaría a Ibarra en un frente de centroizquierda, de cara al futuro?
-¿Y por qué no? Claro que sí.

-Lo llevo al futuro, entonces. En un ejercicio de imaginación, le planteo un hipotético ballotage entre Macri y Kirchner, en el 2007. ¿Por quién se juega?
-Por Kirchner. No, mire... hay ciertas cosas en las que no se puede dudar.

Por Laura Di Marco

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